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Los más ricos de España siguen apostando por la inversión inmobiliaria

Pese al complicado escenario económico en el que nos encontramos actualmente, las viviendas de lujo son un activo que no deja de crecer, de hecho, están ganando cada vez mayor atractivo para los inversores de alto poder adquisitivo, fundamentalmente por su calidad de valor refugio. Los conocidos como UHNWI (personas con un patrimonio neto ultra alto, por sus siglas en inglés, individuos con una riqueza superior a 30 millones de euros), destinan dos tercios de su riqueza a bienes inmuebles, según el I Informe del Mercado de Vivienda de Lujo en España de Hiscox.

En este sentido, el mercado inmobiliario de lujo en España está viviendo una época dorada, ya que se ha posicionado como el 4º país en todo el mundo donde más invierten los compradores UHNWI en este segmento. Así, según el mismo informe, casi un tercio de su riqueza total se mantiene en primeras y segundas residencias, mientras que el resto se invierte directa o indirectamente (a través de sociedades de inversión inmobiliaria (REIT, por sus siglas en inglés) por ejemplo, en propiedades de inversión.

Actualmente, la gran mayoría de los ‘ultrarricos’ a nivel mundial proviene de Estados Unidos, de donde proceden alrededor de unos 135.000, casi el 35% del total. A ellos les siguen los provenientes de Asia, que suponen unos 120.000, principalmente de China continental y Japón. Desde Europa provienen unos 100.000, fundamentalmente de Francia, Alemania y Reino UnidoLatinoamérica, por su parte, representa el 3% de los UHNWI a nivel mundial.

Sin embargo, el segmento de los llamados UHNWI o ‘ultrarricos’ en los últimos años ha perdido volumen en número de personas. De hecho, aunque en 2021 la población mundial de UHNWI aumentó un 14%, alcanzando los 417.468 individuos, según Wealth-X y como se constata en el informe de Hiscox, en 2022, por primera vez desde 2018, se produjo un descenso del 6% en el número de estos individuos, situándose así en unas 400.000 personas a nivel mundial.

Por otro lado, el informe de Hiscox afirma que, además del descenso en el número de individuos, en Europa experimentaron también una caída del 11,5% en su riqueza total agregada. En este sentido, todos estos UHNWI coinciden en que la principal amenaza para su riqueza en 2023 han sido y son los problemas que se llevan arrastrando desde 2022: la inflación, los elevados tipos de interés y el entorno geopolítico.

Sin embargo, esta inestabilidad no se ha trasladado directamente al mercado de lujo, ya que es más fuerte que el generalista y su crecimiento está más consolidado. Una de las principales razones es por el atractivo de las viviendas de lujo como valor refugio para el inversor, pero, otro de los motivos ha sido que las subidas de los tipos de interés no están afectando actualmente al precio medio de la vivienda de lujo y, por tanto, tampoco están frenando el interés de los inversores, ya que gran parte de las operaciones se realizan sin necesidad de recurrir a financiación.

La pandemia también llegó para revolucionar las necesidades de los inversores de patrimonio ultra alto, sean de origen nacional como internacional. Así, a raíz del COVID-19, sus hábitos y estilo de vida se adaptaron ante una nueva situación sanitaria con las consecuencias económicas, sociales y políticas que todo ello conllevaba. En este sentido, con el teletrabajo cada vez más generalizado, la tendencia entre los ultrarricos es la de tener residencias en varios destinos en todo el mundo para vivir según la temporada. Por ello, durante los últimos años se han generalizado nuevos comportamientos en cuanto al uso simultáneo de dos o tres residencias, o incluso más.

Así, a la hora de elegir dónde invertir, los compradores de casas de lujo consideran esenciales factores como el estilo de vida, el clima, la riqueza cultural o aspectos económicos. Existen ciertos indicadores claves que condicionan la compra de un inmueble de lujo, como la cercanía y contacto con otros UHNWI, la riqueza cultural y el acceso a tiendas y restaurantes de lujo, todo el plano emocional; la seguridad, instalaciones sanitarias de última generación, la movilidad o la accesibilidad y la huella ecológica a nivel práctico; y finalmente el factor financiero y la facilidad para establecer un negocio o la relación calidad-precio de las propiedades y la fiscalidad competitiva.